Rev. Ciencias Sociales #186. 2024 (IV) • ISSN Impreso: 0482-5276 ISSN ELECTRÓNICO: 2215-2601


La migración a Estados Unidos como rito de paso. Estudio de caso en Aljibes, Hidalgo, México

Migration to the United States as a rite of passage. Case study in Aljibes, Hidalgo, Mexico

Gabriel Gutiérrez Javán*

Tipo de documento: artículo académico
Fecha de ingreso: 28/03/2024 • Fecha de aceptación: 12/02/2025

RESUMEN

El objetivo de esta investigación es señalar la transformación social del joven que cruza la frontera. Para este propósito se ha situado, teórica y conceptualmente, el viaje a Estados Unidos como un rito de paso en el sentido propuesto por Arnold van Gennep. Metodológicamente, se emplea la etnografía y la entrevista estructurada durante el tiempo que se realizó el estudio (2020-2022). Finalmente, el aporte de esta investigación es develar este rito de paso como una construcción social que enaltece y fomenta la labor del trabajador migrante.

Palabras clave: rito, migración, estratificación social, joven rural, México

ABSTRACT

The objective of this research is to show the social transformation of the young man who crosses the border. For this purpose, we have situated, theoretically and conceptually, the trip to the United States as a “rite of passage” in the sense proposed by Arnold van Gennep. Methodologically, we used ethnography and structured interviews during the time of the study (2020-2022). Finally, the contribution of this research is to reveal this rite of passage as a social construction that exalts migratory work.

Keywords: rite, migration, social stratification, rural youth, Mexico

* Instituto de la Comunicación de la Universidad del Mar, campus Huatulco, Oaxaca, México.
https://orcid.org/0000-0002-4150-6812
javan@aulavirtual.umar.mxv

INTRODUCCIÓN

Aljibes es una pequeña comunidad rural de menos de 500 habitantes (Instituto Nacional de Estadística y Geografía [INEGI], 2020). Se ubica en el municipio de Tecozautla, el cual forma parte del Valle del Mezquital en el Estado de Hidalgo (México). El contexto económico y laboral de esta comunidad lo definen per se cada una de las entidades a las que pertenece: para empezar, el Estado de Hidalgo está considerado con un alto índice y grado de marginación (Consejo Nacional de Población [CONAPO], 2020). Dentro del territorio hidalguense, las regiones que históricamente ostentan el mayor índice de pobreza son: la Huasteca y el Valle del Mezquital (Castro y Torres, 2011).

Ante estas circunstancias, el principal —y más estable— sostén económico de municipios como Tecozautla ha sido la exportación de su fuerza de trabajo a los Estados Unidos. De acuerdo con el Consejo Estatal de Población del Estado de Hidalgo, el grado de intensidad migratoria que prevalece en este municipio se cataloga como muy alto (Consejo Estatal de Población del Estado de Hidalgo [COESPO HGO], 2020).1

Describir con precisión a Aljibes es simple, únicamente, hay que sumar las características anteriormente descritas: una pequeña comunidad rural en cuyo seno el desarrollo económico y laboral es exiguo. Este precario entorno condiciona las actividades de subsistencia de su población al grado de considerarlo su principal problema, es decir: [afrontar, una permanente situación de] “desempleo, empleo deficiente” (INEGI, 2020). La única forma de paliar esta situación ha sido, desde hace varias décadas, la migración a los Estados Unidos de su población varonil económicamente activa.

Dentro de este contexto económico y laboral “ir al norte” tiene un profundo significado social. Llevar a cabo esta acción determina el destino de todos y cada uno de los miembros que integran la comunidad, a tal grado, que la actividad migratoria es considerada no solamente como una actividad laboral o económica de actores individuales, sino toda una estrategia familiar y comunitaria: “La migración es una estrategia familiar y las decisiones sobre la migración no la toman los actores individuales en forma aislada, sino las unidades más grandes como las familias, donde la gente actúa en colectividad” (Quezada, 2008, p. 31).

En Aljibes se ha notado esta incidencia familiar y colectiva inserta en el fenómeno migratorio. Reflejo de lo anterior ha sido conferirle un halo de prestigio que cualquier joven debe seguir para ser reconocido como adulto en la comunidad.

En términos sociales y antropológicos, se hace referencia a un rito de paso, que se define como una serie de acciones que simbolizan la transformación social de una persona a lo largo de su existencia. Arnold van Gennep —creador del término— señala que, particularmente, el acceso a la edad adulta implica ritos que se caracterizan por su extrema dureza (van Gennep, 2008).

Relacionando lo anterior con el fenómeno migratorio es innegable que los jóvenes que van a los Estados Unidos no solo arriesgan la vida, también exponen su integridad física, mental y emocional desde el mismo momento que dejan su hogar con la intención de cruzar la frontera norte. Para empezar, la ruta principal que utilizan los habitantes de Aljibes se encuentra a una distancia de más de 2200 km y tiene como destino la población de Altar, Sonora.2 Entre un punto y otro acechan, continuamente, distintas adversidades: “violencia, segregación, criminalización y discriminación, aunado a las condiciones de las rutas migratorias, lo que hace que la concurrencia de riesgos y vulnerabilidades ponga en juego la vida durante el tránsito y cruce a ese país” (Gobierno de México, 2022).

Una vez que cruzan la frontera, la posibilidad de un percance no cesa. Ahora deben caminar durante horas por el Desierto de Arizona soportando sus inclementes condiciones físicas, desde el árido clima hasta la fauna ponzoñosa y depredadora. También existe el riesgo de ser vejado, tanto por la Patrulla Fronteriza de los Estados Unidos, como por miembros de grupos delincuenciales o por rancheros locales. Si salen ilesos a estas posibles dificultades todavía tienen que soportar la desconfianza y hostilidad social durante su estancia en los EE.UU.

Salir airoso de estos factores adversos se transmuta en reconocimiento y admiración cuando retornan a su comunidad. El muchacho que dejó Aljibes regresa convertido en un hombre, pero no en cualquiera, sino en un “norteño”. Este vocablo surge como una expresión popular utilizada —sobre todo, en las comunidades campesinas— para referirse a los jóvenes que han ido y regresado de trabajar en los Estados Unidos. Sin embargo, su significado cada vez se asocia más al grado de prestigio y reconocimiento social que el trabajador migrante obtiene de su comunidad (Hirai, 2012; García, 2008; Espinosa, 1999; Alarcón, 1992).

Este artículo pretende explorar y desarrollar esta transformación social: la de un muchacho que cruza hacia territorio estadounidense y regresa a su comunidad devenido en norteño. La estrategia teórica para lograrlo es enmarcar el viaje migratorio como un rito de paso, es decir, un proceso simbólico y vivencial que transforma la vida de las personas (Segalen, 2005).

A continuación, se expondrá el marco teórico que guía este trabajo, posteriormente, el criterio metodológico aplicado para la obtención de información y, finalmente, la conjunción de ambos elementos en la estructura y desarrollo de la investigación, la cual se centra en resaltar ciertos aspectos sociológicos y antropológicos que pueden hallarse en los flujos migratorios y que develan “dimensiones profundas del comportamiento humano que están ahí presentes pero que, al tener los ojos fijos sobre todo en lo económico, nos pasan desapercibidas” (Tornos, 2006, p. 3).

MARCO TEÓRICO

Para un aljibeño, ir y trabajar a Estados Unidos constituye un proceso de trascendencia social que marca un antes y un después en su vida: un niño que se convierte en hombre; alguien que deja de ser un dependiente económico y adquiere poder adquisitivo para ayudar a su familia; un miembro de la comunidad con escaso reconocimiento se transforma en una persona con voz y voto en las asambleas. Estas transiciones tienen un alto simbolismo que despeja toda duda de la transformación social que experimenta el joven en su comunidad.

Para explicar lo anterior se parte teóricamente del concepto rito de paso, el cual fue postulado por A. van Gennep en 1909:

Era la primera vez que se empleaba esta expresión. Con ello quería significar que los individuos a lo largo de su vida, pasan por diferentes estatus, y que las transiciones de unos a otros están pautadas por ritos que todas las sociedades elaboran con precisión (Giner, 2002, p. 659).

Partir de esta conceptualización implica reconocer y respaldar la hipótesis principal de esta investigación: la traslación espacial que conlleva el trabajo migratorio trae consigo una profunda —e ineludible— transformación social, es decir, un cambio de estatus, el cual constituye un factor determinante que alienta la migración de jóvenes aljibeños a los Estados Unidos.

En términos generales, el concepto estatus alude a la posición y jerarquía de un individuo dentro de un grupo. En Sociología, Max Weber introduce este concepto para explicar la estratificación y jerarquía social de una comunidad (Weber, 2004). Lo innovador de este término fue reconocer factores de índole subjetivo que alientan la formación de prestigio dentro de la sociedad y que van más allá de la fortuna material y económica, por ejemplo: la raza, el género, el nivel de estudios y la ocupación.

Existen dos tipos de estatus: el adscrito y el adquirido. El primero hace alusión a factores inherentes al individuo desde su nacimiento como la raza y el género. Mientras que el estatus adquirido es el reconocimiento que la sociedad asigna a una persona por sus méritos y acciones. El viaje migratorio se encuentra inserto en esta última categoría, es decir, se trata de una actividad que dota de prestigio y cuya validación recae en la ejecución de un rito de paso. Al respecto, Martine Segalen afirma:

El concepto de rito ha abandonado el campo de las sociedades primitivas y exóticas para convertirse en un elemento de análisis contemporáneo. (Constituye un elemento universal) en la medida que toda sociedad tiene una gran necesidad de simbolización. (…) El rito es un must social (Segalen, 2005, p.10).

Al analizar la migración binacional México-Estados Unidos, desde esta perspectiva se busca abrir nuevos frentes conceptuales que contribuyan a la comprensión de un fenómeno tan complejo, en este caso indagar en los elementos simbólicos y vivenciales que se van gestando en un viaje migratorio, los cuales tienen un impacto en la vida social y cultural de las comunidades con alto índice migratorio.

METODOLOGÍA

El estudio de caso que se plantea partió del concepto de rito de paso en la comunidad de Aljibes y en las repercusiones sociales más trascendentes que trae consigo el viaje migratorio hacia los Estados Unidos. Para tal propósito, se ha compartido de la vida cotidiana de los migrantes aljibeños, tanto en la comunidad misma como en la Unión Americana. Desde el 2020 al 2022, se tuvo la oportunidad de viajar para estar con ellos en los estados de: Arkansas, Oklahoma, Carolina del Norte, Texas y California.

Durante estas estancias de trabajo etnográfico se han constatado aspectos de su vida cotidiana que han resultado determinantes para explicar la conceptualización y praxis de la migración laboral como un rito de paso, acción que les permitirá mejorar su vida social cuando regresen a su comunidad.

El carácter comprensivo de esta investigación, su vertiente teórica, su delimitación (tanto geográfica, demográfica y conceptual), así como, el trabajo in situ previo, encaminó a utilizar la entrevista enfocada o focalizada, cuyas características son las siguientes:

(Va) dirigida a un individuo concreto, caracterizado y señalado previamente por haber tomado parte en esa situación o haber vivido esa experiencia (...) pretende responder a cuestiones muy concretas, tales como estímulos más influyentes, efectos más notorios, diferencia de sentido entre sujetos sometidos a la misma experiencia (...) reconstrucción de una experiencia personal (...) se concentra en la experiencia subjetiva de los sujetos seleccionados con el objeto de conseguir de ellos su definición de la situación (Olabuenaga, 1989, p. 153).

Con base en lo anterior, se realizaron cuarenta entrevistas durante el período agosto 2020 a agosto 2022 a varones entre 15 y 29 años de edad que hayan trabajado, al menos una vez, en los EE.UU. Se seleccionó este perfil sociodemográfico por dos razones:

  1. Se observó que en Aljibes la división social del trabajo determina los papeles que hombre y mujeres desempeñan. Al primero se le considera el proveedor económico, aquel que sale del hogar para ejercer una actividad remunerada. Mientras que la mujer es responsable del cuidado y funcionamiento del núcleo familiar, relegando todas sus actividades al hogar. Por esta razón, se excluyeron de forma intencional al sector femenino porque representan en la comunidad una pequeña fracción poco proclive a migrar, y cuando llegan a hacerlo son por motivos familiares (cuidar al esposo, hijo o familiar enfermo), lo cual se aleja del tema central que este artículo pretende desarrollar. La inclusión (y explicación) de la migración femenina en Aljibes requiere un aparato teórico diferente.
  2. El perfil sociodemográfico seleccionado coincide con la tendencia a nivel estatal que reportan los censos de 1990 al 2020 de hidalguenses que cruzan la frontera norte (Cortes, 2020; Cárdenas y Terán, s.f.).

El cuestionario se dividió en dos secciones; la primera se enfocó en conocer los datos generales del entrevistado y la segunda parte indagó en las motivaciones, retos e implicaciones que tienen para ellos trasladarse a los Estados Unidos (tabla 1).

Tabla 1. Estructura general de entrevistas aplicadas a la población participante de Aljibes, México

Fuente: Elaboración propia, 2020.

Cada una de las preguntas pertenecientes a la segunda sección fueron planteadas para vincularse con la estructura tripartita con que A. van Gennep construye el proceso del rito de paso: separación del mundo anterior, fase liminar o marginal y de agregación al mundo nuevo.

En términos más explícitos, adaptando directamente esta estructura tripartita del rito de paso a las características particulares de este tema de estudio se abordó su revisión y estudio de la siguiente manera:

Cada una de estas tres etapas constituyen las directrices temáticas en que está dividida la estructura de este artículo, cada una de ellas explica y apuntala cómo el viaje migratorio se devela como un rito de paso que enaltece a todo aljibeño que lo lleva a cabo.

RESULTADOS

1. EL CRUCE DE LA FRONTERA: INICIO DEL PASAJE RITUAL

Van Geep (2008) menciona que inevitablemente existen fronteras simbólicas o materiales cuyo cruce marca la transformación social del sujeto. “Con frecuencia el límite está marcado por un objeto, poste, pórtico, piedra en pie (mojón, término, etc)” (p.31).

Todo joven aljibeño podría identificar fácilmente este límite cuya transgresión transformará su vida: el inmenso muro metálico que separa a México de los Estados Unidos de América. Cruzar esta muralla de acero implica, no solamente, dejar atrás su país, la presencia familiar, la vida en comunidad, también pone en riesgo su integridad física: “fracturas expuestas de brazos y piernas, cráneos rotos, columnas destrozadas”, así lo documenta la periodista Miriam Jordan en el artículo “Las caídas desde el muro fronterizo dejan a los migrantes con lesiones devastadoras y costosas” publicado en 2023 por el New York Times.

Cuando los aljibeños superan estos desafíos y cruzan el muro una vez que pongan la planta del pie en el desierto de Arizona se transforman en migrantes que ingresan sin autorización y, automáticamente, en transgresores de la ley.

1.1. EL PASO POR EL DESIERTO

Todo rito de paso es dramático per se debido a la forma abrupta y arrolladora en que la situación estatutaria cambia para una persona o grupo. Un joven campesino proveniente de una pequeña comunidad del Valle del Mezquital se convierte ipso facto en alguien cuya presencia es ilegal y existe todo un aparato policial que va tras él: la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.

Esta etapa es peligrosa y difícil para el joven recién convertido en migrante, he aquí algunas de las vicisitudes por las que atraviesa:

Igual que en un rito de paso, los migrantes tienen que superar diferentes pruebas de las que depende su nuevo estatus: de 50 a 80 kilómetros de caminatas, altas o bajas temperaturas, rancheros que custodian sus propiedades, la migra, la tecnología de alta seguridad, asaltantes, grupos cazaemigrantes, animales venenosos, el frío de las noches, el hambre y la sed (Aquino, 2012, pp. 23-24).

Anualmente, cientos de migrantes no superan todas estas adversidades y mueren. De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la región fronteriza entre México y los Estados Unidos constituye la región más visible de muertes de migrantes en el continente americano
(Ortega, 2020).

A pesar de estas adversidades, el deseo de llegar a Estados Unidos, trabajar, mandar dólares a su casa y, sobre todo, hacer sentir orgullosa a la comunidad de su trabajo y esfuerzo constituyen la fuerza que impulsa a los jóvenes de Aljibes a no claudicar.

Alfredo Ángeles cruzó por el desierto de Arizona en marzo de 2019 con un grupo formado por 20 personas. De estos, 14 eran de la localidad de Aljibes y el resto de otros municipios del Valle del Mezquital como Huichapan, Alfajayucan y Actopan. Al anochecer comenzaron el éxodo:

—Es un viaje muy pesado. Casi todo el recorrido se hace en las noches y la madrugada para no caminar cuando hace más calor. Caminamos durante cinco días con un paisaje que no cambia, ni tampoco se ve dónde acaba…eso te desespera porque piensas que no has avanzado nada o que de plano te perdiste.

Las noches en el desierto son heladas, jamás te quitas el frío y tienes que arreciar más el paso porque se oye muy de cerca el acecho de los coyotes.

La primera vez que crucé en el 2012 recuerdo que se quedó un señor en una carretera, lo picó un animal en la pierna, probablemente una víbora o un escorpión. El guía nos dijo que si queríamos salvarlo tendríamos que andar todavía más rápido para llegar adonde nos darían “el levantón” y poder marcar a la migra para avisar dónde estaba el señor y fueran a recogerlo.

Después supe que sobrevivió, pero la migra ‘lo echó para atrás’3 (A. Ángeles, comunicación personal, diciembre de 2020).

Este relato, no solo ilustra las condiciones adversas que el migrante desafía en su recorrido. Llama la atención cómo, de manera implícita, equiparan al “coyote”4 con un “guía” en la etapa más peligrosa del pasaje ritual.

Al momento de estar cruzando los jóvenes también experimentan un extremo estado de desposesión inherente a los sujetos rituales.

El período marginal del rito de paso, también remarca la importancia que tiene para las personas […] prescindir de propiedades, estatus estructural, privilegios, placeres materiales en general y a menudo incluso de la vestimenta propia, para llegar a una condición prototípica de la pobreza sagrada (Ardèvol, 2003, p. 146).

Desde que salen de Aljibes, los futuros migrantes llevan escasas pertenencias, dentro de estas nada de valor. Conforme avanzan en el desierto sus posesiones van disminuyendo: asaltos, cansancio o un encuentro con la migra van despojándolos de todo lo que llevan encima.

Vivir y superar estas circunstancias adversas significa legitimarse ante la comunidad, la cual honrará la valentía, el esfuerzo, sacrificio y tesón de sus jóvenes cuando regresen a Aljibes. En esta tesitura, Mary Douglas afirma: “Decir que los muchachos arriesgan sus vidas significa precisamente que salirse de la estructura formal y entrar en los márgenes es exponerse a un poder que es capaz de matarlos o de hacerlos hombres” (1973, p.132).

Para los muchachos de Aljibes, cruzar el desierto de Arizona es únicamente conquistar la primera etapa de su viaje iniciático. Aún les queda una segunda fase por superar: el período de suspensión o invisibilidad social, el cual comenzó cuando recién pisó por primera vez territorio norteamericano pero que ahora se extenderá durante todo el tiempo que viva y trabaje en este lugar.

Cuando los jóvenes han cruzado con éxito la frontera sobreviene la etapa marginal […], la condición de clandestinidad e invisibilidad de los ahora actores rituales agregados, convertidos en ‘inmigrantes no autorizados’, en ‘trabajadores indocumentados’ e ‘ilegales’ desde la percepción social (García, 2008, p. 141).

A continuación, en el siguiente apartado se expondrá el período de suspensión o invisibilidad.

2. PERÍODO DE SUSPENSIÓN O INVISIBILIDAD: LA VIDA CLANDESTINA EN LOS EE.UU.

Una vez que han dejado atrás el desierto los muchachos son transportados a casas de seguridad desde donde serán puestos en automóviles para “repartirlos” a sus respectivas familias. Es en este punto del viaje en que se activan los mecanismos sociales de su comunidad de origen para apoyarlos.

Esta fase de “recepción” es un auténtico bálsamo para los recién llegados. Todos ellos llegan con los pies completamente hinchados, rasguños en brazos y piernas, moretones por alguna caída y con ámpulas en todo el cuerpo producto de quemaduras solares. Todos sin excepción beben suero oral para hidratarse.

Cuando se han recuperado un poco se habla con aquellos jóvenes que han dejado el pueblo por primera vez y están ahora en territorio norteamericano. Los primeros consejos que reciben son: no salir de casa solos y no hablar con nadie.

Una vez que todas estas circunstancias son comprendidas y asimiladas por los jóvenes se pasa a la etapa de inserción laboral, la cual comienza con la obtención de documentos falsos. Entre los aljibeños es usual “sacar” documentos falsos. Principalmente una tarjeta de seguro social, una partida de nacimiento, un permiso de trabajo y una licencia para conducir.

La compra y uso de este tipo de documentos es considerado como fraude por el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, dicha institución tipifica este delito de la siguiente manera:

Fraude de documentos, también conocido como fraude de identidad, es la manufacturación, falsificación, alteración, venta y/o uso de documentos de identidad y otros documentos falsos para eludir las leyes de inmigración o para otra actividad criminal. Fraude de identidad, en algunos casos, también involucra robo de identidad—un crimen en el cual un impostor asume la identidad de una persona real (viva o fallecida) (Departamento de Seguridad Nacional de los EE.UU., 2023, parr. 3).

Los aljibeños son conscientes de la gravedad jurídica de esta situación. Sin embargo, es inevitable la obtención de estos documentos ya que sin ellos es imposible obtener trabajo.

Ante este tipo de situación, académicos como Wayne Cornelius, investigador emérito de asuntos migratorios de la Universidad de California, campus San Diego, afirma que la responsabilidad del surgimiento y consolidación de una industria de papeles falsos es del gobierno estadounidense. Esto debido a su incapacidad de legislar leyes migratorias que regulen la mano de obra externa que necesita la industria norteamericana (Jordan, 2018).

Los jóvenes que buscan obtener estos documentos saben que deben recurrir, única y exclusivamente, a los miembros de su comunidad que llevan mucho tiempo residiendo en Estados Unidos. Ellos conocen dónde y a quién se debe comprar ese tipo especial de mercancía.

Otra cuestión fundamental que se les recomienda a los recién llegados es nunca llevar consigo esos documentos. Esta cautela obedece a que, si bien, ser indocumentado es considerado ilegal, no alcanza el rango de crimen, sino de una falta administrativa. La situación se agrava si alguien es detenido portando documentos falsos ya que puede ser procesado tanto por el gobierno federal como por los gobiernos estatales.

Una vez que el migrante obtiene sus documentos, la obtención del trabajo dependerá de la celeridad con la que sus paisanos encuentren un sitio “dónde acomodarlo”. Cuando está disponible una vacante se le avisa de inmediato.

Al ir a solicitar el empleo, las empresas y sus reclutadores saben de antemano que los documentos que presentan la mayor parte de los interesados son apócrifos. No obstante, se les otorga el empleo incluso por encima de residentes legales.

¿La razón? Los migrantes que presentan papeles falsos se encuentran indefensos jurídicamente. Situación que las compañías tarde o temprano aprovechan para despedirlos injustificadamente, negarles ascensos, obligarlos a quedarse más tiempo en los centros de trabajo o no hacerse responsables de apoyar con servicios de salud integral.

2.1. LA VULNERABILIDAD LABORAL

Jesús Rivera, un veterano aljibeño que fue el guía durante la estancia en Oklahoma, comentó que después de más de 25 años de trabajar en una importante empresa de productos avícolas fue despedido sin recibir un solo dólar de liquidación.

Yo le tenía mucho cariño a la compañía por los 25 años que trabajé ahí. Solo falté dos veces durante todo ese tiempo. Mi último pago fue un viernes y me dijeron que era mi último cheque, que ya no me presentara a trabajar la siguiente semana (J. Rivera, comunicación personal, julio de 2021).

Cabe destacar que, aunque en Estados Unidos no existe una ley a nivel federal que exija a los empleadores pagar un finiquito a sus empleados al terminar su relación laboral, muchas empresas sí lo hacen llevando a cabo negociaciones con la persona afectada. En este caso, Jesús Rivera relató que cuando despedían a un ciudadano norteamericano o a alguien con residencia legal recibía una indemnización por despido cosa que con él no ocurrió (comunicación personal, julio de 2021).

Al inquirir a sus superiores sobre el motivo de su cese le dijeron que no tenía derecho a reclamar. La compañía había descubierto irregularidades en los papeles que presentó. Le dijeron que si no estaba conforme podía demandarlos, pero en caso de hacerlo lo demandarían a él por presentar documentación falsa.

Obviamente, él desistió y empezó a buscar otro trabajo que lo llevó a dejar Sanford, Carolina del Norte y empezar de nueva cuenta una vida laboral en el Estado de Oklahoma.

Otro caso que ilustra la falta de derechos y garantías laborales de los trabajadores aljibeños frente a las compañías norteamericanas es el de la ausencia total a servicios de salud. Situación que se da, sobre todo, cuando las causas del padecimiento o enfermedad se originan por la naturaleza de la actividad laboral.

Roberto Nieto, antiguo trabajador de una compañía de granjas avícolas, tiene los pulmones totalmente dañados. En entrevista nos comentó, que durante 10 años trabajó un promedio de 12 horas al día en los criaderos de esta empresa atrapando pollos, tiempo en el que desarrolló alveolitis alérgica.

Este padecimiento provocaba que se enfermara frecuentemente de tos reseca y de dificultad para respirar. La empresa nunca se hizo responsable de esta afectación y, por ende, tampoco de los gastos que Roberto tenía que desembolsar en atención médica y medicinas.

—Entre la consulta médica y los medicamentos gastaba aproximadamente entre 200 y 250 dólares lo cual desajustaba el pago de mi renta o el envío de dinero a mi familia en México. Además, para medio reponerme tenía que faltar uno o dos días, ni uno más (R, Nieto, comunicación personal, diciembre de 2021).

La clandestinidad conduce —inevitablemente— a la vulnerabilidad. Roberto al faltar para atender su salud fue despedido. Al tratar de justificar su ausencia se le dijo que no era apto para el trabajo y al solicitar que lo reinstalaran en otra área su petición fue negada. Le dieron 120 dólares de indemnización y le advirtieron que si no le era suficiente podía demandar a la compañía.

Como en el caso anterior también se desistió por su situación migratoria y por utilizar documentos falsos para conseguir el empleo.

Este tipo de situaciones constituyen una muestra de la adversa situación que afrontan los trabajadores indocumentados al trabajar en la Unión Americana. Su precariedad laboral se encuentra ampliamente documentada en el ámbito de la investigación académica donde existe el consenso que esta situación es la imperante.

Ernesto Sánchez experto en el tema de las condiciones laborales de trabajadores mexicanos en EE. UU., describe esta realidad:

(…) la situación laboral de mexicanos (…) no tiende a cambiar, es decir, la situación de estos trabajadores en mercados laborales mal pagados y vulnerables tiende a perpetuarse. Cabe señalar que la segregación [no es el único elemento que determina] la situación laboral y social del migrante, sino que también intervienen las condiciones estructurales de la economía estadounidense; crisis en sectores económicos, bajo salarios, desempleo, subempleo las restricciones migratorias y sociales que acentúan las difíciles condiciones sociales y laborales de los migrantes (Sánchez, 2014, p.206).

Además de la vulnerabilidad laboral existe otra realidad cotidiana que el migrante experimenta en su día a día en territorio norteamericano: la segregación. Condición que lo margina e invisibiliza ante los demás impidiéndole llevar una vida social plena.

2.2 VIDA SEGREGADA

A lo largo de este trabajo se ha considerado al migrante aljibeño como un sujeto ritual cuyo estatus social se transforma desde que cruza la frontera, es decir, desde que se transforma en migrante.

Posteriormente, siguiendo las fases propuestas por A. van Gennep, sobreviene la etapa de invisibilidad social al pisar por primera vez territorio norteamericano y durante todo el tiempo que trabaja y viva en este lugar.

El asumir otra identidad para obtener un empleo es parte de esta invisibilidad. Sin embargo, hay un elemento inherente a esta etapa del proceso ritual: la segregación social.

En términos sociológicos este concepto alude a la “forma de vida aislada y separada propia de sectores de la población (minorías) con una procedencia étnica o nacional determinada” (Heinz, 2005, p. 805).

Desde una perspectiva antropológica y enfocándolo a esta fase del proceso ritual, el concepto es más categórico: “estar muerto para el mundo de los vivos” (Segalen, 2005, p. 53).

Después de arriesgar su vida al cruzar al desierto, al llegar a su lugar de destino será señalado y reconocido por la sociedad local como “alien” o “ilegal”. Alguien que inherentemente a su condición migratoria es visto como una amenaza, un problema al orden y estabilidad social.

Esta realidad se reconoce, alienta y difunde desde los estratos superiores de la sociedad norteamericana:

Tenemos gente viniendo a este país, o tratando de venir, y estamos deteniendo a muchos de ellos, los estamos sacando del país. Ustedes no creerían qué tan mala es esa gente. Estas no son personas, son animales y los estamos sacando del país a un nivel y una velocidad que nunca antes ha ocurrido (BBC News, 2018).

Estas palabras pronunciadas por el expresidente Donald Trump describen, sin ningún tipo de conmiseración, al migrante como persona non grata ante las autoridades gubernamentales y amplios sectores de la sociedad norteamericana.

Por tal motivo, el temor a las figuras de autoridad es intenso y paranoico para un aljibeño. Cuando andan por la calle y ven a algún policía, agente de tránsito o, peor aún, a un oficial de migración, intentan evadirlo y caminar hacia el lado opuesto tratando de alejarse rápidamente.

Este tipo de situaciones de aislarse y evitar contacto también es aplicado por los ciudadanos y residentes legales hacia los trabajadores ilegales.

—El ambiente de trabajo y el de allá fuera son mundos distintos. Cuando vienes al trabajo los gringos te tratan bien, son educados. Pero una vez que sales y te los encuentras apenas si te saludan o se hacen los que no te ven.

Alguna vez escuché que te ignoran porque no quieren tener problemas por conocerte y tener tratos contigo (A. Ramírez, comunicación personal, septiembre de 2020).

Este tipo de situaciones de disolver cualquier acercamiento social fuera de los lugares de trabajo es una práctica que se ha ido generalizando. Así lo expone John Ayers et al. (2009) en el texto Is Immigration a Racial Issue? Anglo Actitudes on Immigration Policies in a Border County.

Este texto expone como los ciudadanos o personas legalmente establecidas mantienen relaciones laborales óptimas con todos sus colegas para no tener problemas en sus empleos. Sin embargo, fuera de estos cortan todo vínculo social con aquellos que son indocumentados por temor a ser involucrados en alguna actividad delictiva.

Para evitar este tipo de situaciones, los trabajadores indocumentados optan por pasar inadvertidos. Un caso que ilustra la magnitud de este fenómeno lo expone la periodista Fey Berman (2017) en su texto “Los invisibles que no quieren ser contados”. Berman afirma que la población de habla hispana representa una quinta parte de la población estadounidense lo que la convierte en la minoría más grande de esta nación. Sin embargo, los datos oficiales que posee el gobierno norteamericano son totalmente inexactos, ya que existen entre 12 y 20 millones de hispanos ausentes de todo registro demográfico.

Obviamente los que menos quieren censarse son los indocumentados. Entonces, ¿cómo convencer a millones y millones de ilegales que respondan al cuestionario cuando es necesario identificarse con nombre, fecha de nacimiento, número de teléfono, proveniencia? ¿Cómo convencerlos de arriesgar su invisibilidad? La respuesta es que no hay forma de convencerlos (Berman, 2017, p. 104).

A pesar de su invisibilidad, estos espíritus en el mundo material constituyen una imprescindible fuerza productiva en la industria norteamericana y son elementos indispensables para generar mejores condiciones de vida en sus comunidades de origen.

En el caso de los jóvenes de Aljibes saben que su esfuerzo y sacrificio siempre han sido valorados: reconocimiento, admiración y prestigio les espera a su regreso, señales inequívocas de que han conquistado la tercera y última etapa del rito que emprendieron: aquella que habla de incorporarse a un nuevo estado.

3. UN NUEVO ESTADO: SER NORTEÑO

Cuando un joven regresa a Aljibes lo hace como un ser renovado. Ir y trabajar arduamente a los Estados Unidos de América lo ha enaltecido ante los ojos de todos. La posición social que tenía dentro de la familia y comunidad cambia: ahora no solo se ha convertido en un hombre, sino en uno que es exitoso, responsable, trabajador y con solvencia económica.

Esta evolución social indica que el proceso ritual que inició en aquel país tuvo éxito. Ahora regresa a su tierra para concluirlo, para vivir su última etapa, la que A. van Gennep define como incorporación o agregación a un nuevo estado. Es el momento en que el joven migrante deviene en “norteño”.

En Aljibes, ser norteño es ocupar el estatus más alto dentro de la estructura y jerarquía social. Este vocablo surge como una expresión popular utilizada —sobre todo, en las zonas rurales— para referirse a los jóvenes que han trabajado en los Estados Unidos. Sin embargo, su significado cada vez se asocia más al grado de prestigio y reconocimiento social que el migrante obtiene de su comunidad.

Para Martha García, el término norteño ha modificado los sistemas de prestigio de las comunidades indígenas. Los jóvenes que son distinguidos con este término constituyen modelos sociales “ya que encarnan las aspiraciones colectivas (familiares y comunitarias) de ‘éxito’, ‘progreso’ e ‘integración’” (García, 2008, p. 132.).

Víctor Espinosa señala que los norteños no se definen únicamente por ir y regresar de los Estados Unidos. También se otorga esta etiqueta a las personas que ya viven permanentemente en aquel país. En términos socioculturales este autor reconoce el impacto de este “nuevo sector” que, a pesar de la distancia, tiene gran influencia y poder de decisión en su comunidad (Espinosa, 1999).

En Aljibes, la comunidad se esfuerza en demostrar al norteño que el tiempo que estuvo fuera ha valido la pena y lo colma de atenciones acordes a su jerarquía.

En el ámbito doméstico hay cambios que pudiesen parecer pequeños y sutiles, pero que señalan una profunda transformación social. Cuando un hijo se va y regresa, su lugar en la mesa cambia. Su padre le cede el lugar principal, si el norteño no lo acepta entonces se le insiste que al menos se siente a la diestra de su progenitor.

El menú del desayuno, la comida o la cena será, principalmente, la comida favorita del recién llegado, la que tanto le gusta y que por trabajar lejos de casa se ha privado de la misma.

La exención de cualquier tipo de actividades tanto domésticas como del campo es otro privilegio que solo los norteños disfrutan durante su estancia en Aljibes. La mamá y los hermanos más pequeños se ocupan de las actividades de la casa, mientras que el papá y los hijos más grandes son los encargados de las labores agrícolas o del cuidado del ganado.

En Aljibes realizar una carrera universitaria como otra opción para tener una estabilidad económica o reconocimiento social es poco viable. Algunos jóvenes se desencantan rápidamente de la educación universitaria cuando comparan su situación social y financiera con la de algún norteño recién llegado.

En el ámbito afectivo-amoroso ser norteño también tiene prerrogativas ya que, por antonomasia, es percibido como alguien exitoso, responsable, trabajador, con metas y ambiciones materiales, principalmente, la posibilidad de construir una casa, lo que asegura tranquilidad y estabilidad para su futura familia.

El punto culminante de la valoración y estima colectiva que goza el norteño se atestigua en las asambleas ejidales donde su opinión es crucial para decidir los aspectos sociales, económicos y políticos de la comunidad. Cabe destacar que esta situación no es propia de Aljibes, sino de buena parte de las comunidades que integran el Valle del Mezquital. Schmidt y Crummet afirman:

(Que el desarrollo de esta región) se centra en un concepto de responsabilidad familiar y comunitaria, (razón por lo cual) ha sido el eje principal en la canalización de remesas de los migrantes hacia proyectos de beneficio social, como caminos, sistemas de agua potable, edificios municipales, escuelas rurales e iglesias en las comunidades de origen (2004, pp. 437-438).

Este tipo de acciones sitúan a los norteños como los principales agentes de cambio en sus comunidades. El trabajo en los EE.UU., se consolida y legitima entonces no solo como un proceso de transformación personal (el niño que se transforma en adulto), sino de progreso y desarrollo social que incentivan, aún más, el éxodo migratorio en esta región central de México.

CONCLUSIONES

“Our women used to cry when the menfolk would go ‘north’,

now they cry when they don´t go”

Rafael Alarcón (1992).

En Aljibes, como en muchas comunidades del Valle del Mezquital, la vida de todos sus habitantes gira alrededor del trabajo migratorio en la Unión Americana. Sin duda alguna esta actividad es considerada por la comunidad como la de mayor honor, prestigio y con mejores emolumentos a la que sus jóvenes pueden dedicarse. Más allá de este hecho, el resultado más importante de esta investigación es visibilizar la migración laboral como un rito de paso que dota de sentido personal y valía social a la separación, riesgos y sacrificios que vivirán los jóvenes al abandonar la comunidad.

Una de las máximas autoridades en el estudio del proceso de migración México-Estados Unidos, Jorge Bustamante, señalaba que no bastan los datos económicos para explicar por qué unas personas deciden emigrar y otras no, aun cuando se encuentren en igualdad de condiciones económicas. Se coincide plenamente con esta afirmación y se incluye que son factores de índole social, cultural y simbólico como los expuestos en este trabajo los que pueden ayudar a explicar esta incógnita y de paso a entender mejor los elementos identitarios que definen las etapas del transitar juvenil indígena (Cruz-Salazar et al., 2020).

Cruzar la frontera, atravesar parajes inhóspitos y, si se sobrevive, trabajar en un entorno social adverso requiere, desde el punto de vista de los jóvenes aljibeños: valor, esfuerzo, fortaleza, tesón y compromiso para cumplir con las normas que dicta la comunidad sobre la mejor manera de triunfar personal y laboralmente: llegar a ser un norteño.

Desentrañar los diversos procesos de construcción y significación social asociados al término norteño resulta fundamental para abordar la complejidad del fenómeno migratorio entre México y Estados Unidos. En consonancia con esta última afirmación, se afirma que el propósito de este artículo ha sido dilucidar sobre un elemento primigenio de significación con respecto al norteño, concretamente: develar su origen a través de un rito de paso.

La migración laboral en Aljibes y en muchas comunidades del Valle del Mezquital se ha consolidado a través de esta práctica social. Los jóvenes que cruzan la frontera, sobre todo cuando es por primera vez, saben que esta acción es necesaria para obtener el estándar más alto de reconocimiento social que brinda la comunidad, lo que implícitamente fomenta e institucionaliza esta actividad.

Para concluir, se presenta un ejemplo de hasta dónde llega el grado de honra y satisfacción que las comunidades rurales mexicanas sienten por sus trabajadores trasnacionales. En el poblado La Lagunita, perteneciente al municipio de Landa de Matamoros en el Estado mexicano de Querétaro, existe un monumento que honra al trabajador migrante.

Esta obra representa a una familia: la madre con un hijo pequeño en brazos, una niña pequeña y un padre que regresa a casa. La escena busca perpetuar el momento más trascendente entre los que trabajan en territorio estadounidense y los que se quedan en la comunidad: su reencuentro. Elaborada por el escultor Miguel Mitchel e inaugurada en diciembre de 2010, la escultura tiene una placa con el siguiente texto: “Este monumento al paisano es un reconocimiento que otorga el Ayuntamiento a todas las personas que por su valentía, esfuerzo y dedicación contribuyen en el desarrollo de nuestro querido municipio, estado y país en general”.

Este tipo de reconocimientos van delineando, sin duda, las aspiraciones de niños y jóvenes en muchas comunidades rurales, incluyendo a Aljibes. La mayoría de ellos al inquirirles qué quieren hacer cuando crezcas responden inmediatamente: “Yo de grande quiero ir al Norte”.

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  1. 1 El índice de intensidad migratoria se realiza encuestando a las viviendas que conforman el municipio acerca de cuatro indicadores simples: porcentaje de viviendas que reciben remesas, porcentaje de viviendas con emigrantes en Estados Unidos en el quinquenio anterior, porcentaje de viviendas con migrantes circulares del quinquenio anterior y porcentaje de viviendas con migrantes de retorno del quinquenio anterior.

    “Cabe acotar que, técnicamente, todas las estimaciones inicialmente tienen como unidad de análisis a las personas, pero dado que el objetivo es aproximarse a la intensidad del fenómeno y no a su magnitud, estas se agregan a nivel de vivienda” (COESPO HGO, 2020).

  2. 2 La otra ruta migratoria que seguían los habitantes de Aljibes para cruzar a Estados Unidos era a través del estado de Tamaulipas, concretamente, en algunos puntos entre las ciudades de Nuevo Laredo y Reynosa. Sin embargo, este itinerario cada vez se considera menos ya que los aljibeños consideran que esta ruta está más saturada por ser el punto de cruce más cercano para las personas que atraviesan el país provenientes de Centroamérica. Por esta razón, han optado cruzar por Sonora, ya que al estar más lejos de la frontera sur y al difundirse profusamente las adversidades de atravesar el desierto disuaden el flujo humano, razón suficiente para que los aljibeños piensen que tendrán mayor posibilidad de éxito en llegar a los EE.UU.

  3. 3 Forma coloquial que tienen los migrantes para referirse a una persona que ha sido deportada de Estados Unidos a México.

  4. 4 Se denomina coyotes, polleros o traficantes/contrabandistas de personas a quienes ayudan a uno o más migrantes a cruzar fronteras y territorios de manera irregular a cambio de una determinada cantidad de dinero (Torre, 2020, p.53).