Rev. Ciencias Sociales #185. 2024 (III) • ISSN Impreso: 0482-5276 ISSN ELECTRÓNICO: 2215-2601


RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

Acción colectiva y Nueva Normalidad: los movimientos sociales y el futuro pospandemia

Collective Action and the New Normal: Social Movements and the Post-Pandemic Future

Enrique Fernández-Vilas*

Tipo de documento: reseña bibliográfica
Fecha de ingresso: 23/11/2023 • Fecha de aceptación: 28/11/2024

Resumen

Este documento reseña una de las obras de Pedro Ibarra Güell, enfocada en los movimientos sociales en el contexto de la pandemia de COVID-19. La obra examinada, ¿Tienen -otro- futuro los movimientos sociales? publicada en 2021, reflexiona sobre cómo la crisis sanitaria global ha reconfigurado los movimientos sociales y sus estrategias. Ibarra analiza cómo la incertidumbre y el contexto cambiante han afectado la movilización social, señalando la emergencia de nuevas culturas sociales que buscan reivindicaciones más amplias, que van desde lo global hasta la vida cotidiana. El autor sugiere que, a medida que los movimientos sociales enfrentan nuevos desafíos, adaptan sus estrategias para hacer frente a las alteraciones en los escenarios de conflicto.

Palabras clave: movimiento social, virus, democratización, cambio social, reseña bibliográfica

Abstract

This paper offers a review of Pedro Ibarra Güell’s work, focusing on social movements in the context of the COVID-19 pandemic. The book under review, ¿Tienen -otro- futuro los movimientos sociales? published in 2021, reflects on how the global health crisis has reconfigured social movements and their strategies. Ibarra examines how uncertainty and changing circumstances have impacted social mobilization, highlighting the emergence of new social cultures seeking broader demands, ranging from global issues to everyday life. The author suggests that as social movements face new challenges, they adapt their strategies to respond to changing conflict scenarios.

Keywords: social movement, viruses, democratization, social change, book reviews

* Universidad de Valladolid, Valladolid, España; Universidad de Santiago de Compostela, La Coruña, España.
enriquefernandezvilas@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-3107-6337

INTRODUCCIÓN

El presente apunte bibliográfico se centra en el reciente trabajo de uno de los mayores teóricos hispanohablantes de la movilización social contemporánea, Pedro Ibarra Güell. Catedrático Emérito de Ciencia Política por la Universidad del País Vasco (UPV-EHU, España), presidente de la Fundación Betiko y director de Hegoa: Instituto de Estudios sobre Desarrollo y Cooperación Internacional —entre el 2000 y el 2004— que ha centrado sus estudios en la acción colectiva, el asociacionismo y la democracia radical.

La obra a la que se dedica este análisis, ¿Tienen otro futuro los movimientos sociales? Retos, rutinas y sacudidas (Ibarra Güell, 2021), publicado en Icaria Editorial (Colección Más Madera), sería escrita en plena pandemia de COVID-19, examinando en qué medida ha habido cambios significativos en los movimientos sociales en los últimos años. Se busca determinar si se ha producido una transformación notable en la cultura social que, al influir en diversos ámbitos como lo social, político y organizativo, está ocurriendo una significativa reorientación estratégica, especialmente en los propósitos finales de estos movimientos. Existe la contemplación de la posibilidad de que se produzca un cambio en la acción colectiva a medida que emergen nuevos grupos en la sociedad, adaptando sus estrategias como una consecuencia lógica de las alteraciones circunstanciales en los contextos de conflicto (Ibarra Güell, 2021).

Asimismo, se detallan las causas y características de esta nueva cultura, subrayando que esta surge como respuesta al escenario de incertidumbre actual y se caracteriza por una búsqueda abarcadora de reivindicación. El impulso detrás de estas nuevas movilizaciones implica la demanda de cambios no solo en objetivos globales, sino también en la vida cotidiana.

Finalmente, este texto pone en diálogo el análisis de Ibarra con la literatura especializada más reciente acerca de la acción colectiva y el estado de los movimientos sociales globales.

LA ACTUALIDAD GLOBAL DE LOS NUEVOS MOVIMIENTOS SOCIALES

Partiendo de la premisa de que el mundo se visualiza como un conjunto de ideas subyugadas a un pensamiento dominante y hegemónico, este planteamiento involucra diversas cuestiones, como la normalización de la participación política a través de los canales convencionales, o el voto en las sociedades democráticas. En consecuencia, la protesta se percibe como criminalizada tanto a nivel institucional como mediático en ciertos contextos y momentos históricos, siendo considerada menos legítima que la participación en procesos electorales (Fernández-Vilas y Contreras-Montero, 2022).

La acción colectiva y la movilización es un campo de estudio de gran tradición en diversas disciplinas. Desde la psicología social a la politología, pasando por la sociología política y la economía conductual, la tradición académica se caracteriza por un alto nivel de interdisciplinariedad, dada su importancia para el desarrollo democrático y siendo considerados como uno de los principales agentes de cambio social.1

Así, puede definirse un movimiento social como “un conjunto de redes de interacción entre diversos actores, informales y basadas en la solidaridad junto con un sentimiento de identificación colectiva” (Fernández-Vilas et al., 2021, p. 1774), así como actores fundamentales para el devenir democrático, cuya génesis:

… se sitúa en la coexistencia de sistemas de valores contrapuestos y de grupos en conflicto mutuo. Los cambios en la estructura social y el orden normativo se interpretan como desviaciones de un proceso de evolución cultural […]. La participación deja, de esta forma, de ser algo propio de las elites políticas y pasa a ser “cosa de todos/as” y, con el paso del tiempo y la normalización de estas formas de participación, deja de ser un “enemigo del Estado”, en un sentido tan negativo o despectivo, y pasa a ser parte fundamental de la lógica democrática (Labora González y Fernández-Vilas, 2021, p. 219).

Los movimientos sociales son, asimismo, portadores de formas culturales de olvido y memoria (Berger et al., 2021), esenciales para el desarrollo democrático de una sociedad, esto es, reivindicaciones históricas de las sociedades donde operan, devolviéndolas a la agenda política y mediática.

De igual forma, hace ya varias décadas que se viene estudiando el componente identitario2 de los Nuevos Movimientos Sociales [NMS] (Melucci, 1980, 1988 y 1989, entre otros), cuyo origen se sitúa en el cambio de intereses comunes, el paso de las reivindicaciones y valores materialistas a las posmaterialistas (Inglehart, 1990). Este paso hace posible las nuevas demandas, principalmente, desde finales del siglo XX, para su ulterior incorporación a los movimientos más contemporáneos. Una de ellas sería, por ejemplo, una mayor preocupación por la salud.

En los últimos tiempos, tras la irrupción de la crisis pandémica COVID-19, el mundo se paralizó. En Europa, las protestas adquirieron una lógica diferente y, como resultado de lo que ya venía aconteciendo años atrás, se ha entrado en un escenario de tolerancia hacia el autoritarismo (Ibarra Güell, 2021), en lo que Pippa Norris y Ronald Inglehart (2019) han categorizado como cultural backlash.3

Siendo más concretos, en la última década, los partidos neoconservadores de corte autoritario han ido en ascenso en gran parte del globo. Este «giro autoritario» de la política institucional ha funcionado como reacción cultural a los avances progresistas del siglo XXI (e. g. derechos LGBTI, políticas de igualdad, etc.) y se ha podido percibir en los discursos identitarios recientes; desde la Hungría y Polonia contemporáneas al Brasil de Jair Bolsonaro, pasando por Filipinas con Rodrigo Duterte o los Estados Unidos de Donald Trump (Fernández-Vilas y Contreras-Montero, 2022).

Las movilizaciones que han tenido lugar en los últimos años, como las de Hong Kong, Irán, Chile, o las protestas contra el cambio climático a nivel global, dan cuenta de cómo, mediante el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), estas han tenido inferencia planetaria dadas las facilidades que proporciona la comunicación descentralizada. Más recientemente, y a partir del año 2020, tras la expansión de la pandemia COVID-19 en todo el mundo, la movilización social sufrió enormes cambios —al igual que la sociedad en su conjunto—, que obligó a los movimientos a asumir aún en mayor medida estas posibilidades y herramientas TIC, simultáneamente, diversos movimientos intersectarían, situando la salud en el epicentro de la discusión (Labora González y Fernández-Vilas, 2022).

LA COVID-19: INCERTIDUMBRE, VULNERABILIDAD Y RIESGO

Durante los meses de mayor incidencia de la pandemia, los movimientos sociales tendrían un papel esencial en la construcción de redes de apoyo mutuo y de información ciudadana y, con la crisis económica y social derivada, aparece un nuevo escenario en la movilización social (Ibarra Güell, 2021). Al respecto, son ya numerosas las publicaciones sobre el impacto económico, social y cultural de este fenómeno a nivel global y también sobre los movimientos sociales. En este contexto, entran en juego nuevas culturas sociales que reorientan la participación y la movilización (Ibarra Güell, 2021).

Pese a en un primer momento frenarse las protestas masivas en todo el mundo, el nuevo escenario supondría una (re)construcción de redes de solidaridad, de abajo a arriba. Particularmente, en países como Reino Unido destacaron los grupos de Mutual Aid [Ayuda Mutua] en Londres, donde resaltaba la horizontalidad propia de los movimientos iniciados en 2011 (e. g. Movimiento 15M, Occupy Wall Street, Geração à Rasca, etc.)4:

Nada más comenzar el confinamiento, diversificaron su panel de actividades solidarias, a veces en coordinación con organizaciones. Entre otras cosas, centralizaron donaciones para bancos de alimentos, entregaron comidas calientes gratuitas, establecieron intercambios de semillas, ayudaron a las personas a encontrar alojamiento y crearon talleres en línea sobre organización comunitaria o para crear conciencia sobre temas como el racismo y la violencia doméstica (Chevée, 2022, p. 4).

Diferentes grupos que partían de una base de solidaridad, parcialmente se politizaron. Las iniciativas de este tipo y la conformación de pequeños subgrupos (entre 100 y 130 en el «Gran Londres»), establecerían grandes semejanzas con lo que se entiende como movimiento social. Asimismo, la gravedad de la situación y la necesidad de solidaridad colectiva puede haber modificado, tras la pandemia, ciertas actitudes negativas entre grupos con diferentes valores y principios políticos en términos generales, como una mayor conciencia de lo colectivo, partiendo de un contexto de gran vulnerabilidad social, inevitablemente ligado a la noción de «riesgo» (Labora González y Fernández-Vilas, 2022).

En este sentido, al entender la vulnerabilidad como la exposición de diversos grupos de la población a diversas amenazas, considerando una perspectiva interseccional. En otras palabras, implica la convergencia de sistemas de opresión que pueden combinarse, cruzarse e interactuar, abarcando diversas realidades sociales, materiales, individuales y simbólicas (Labora González y Fernández-Vilas, 2022). En este contexto, la vulnerabilidad se posiciona como un fenómeno esencial, caracterizado por su naturaleza multidimensional y compleja, construido a partir de los elementos simbólicos de referencia de cada momento y culturaPrincipio del formulario, esto es, la vulnerabilidad de cada grupo social está determinada por contextos históricos, culturas concretas y diferentes patrones de poder.

Así, la «desdemocratización» y las fisuras de las actuales democracias (Carrillo García, 2023;) ha llevado al constante estudio del auge del «etnopopulismo» a partir de la segunda década de siglo. Los estudios más recientes sobre la derecha radical en Europa se han centrado principalmente en analizar las razones detrás de su ascenso y en entender por qué han ganado apoyo entre la ciudadanía (Fernández-Vilas, 2022), así como sus posicionamientos ideológicos centrados en el etnonacionalismo y el discurso antiinmigración, al tiempo que se «desmarginaba», proceso por el cual se diferencia su éxito de las anteriores «olas» de la derecha radical (Mudde, 2019). Estas investigaciones han tratado de comprender los factores subyacentes que explican el auge de los partidos y movimientos de derecha radical en la política europea.

Dentro de este marco, el populismo puede ser interpretado principalmente como una reacción a las circunstancias históricas, sociales y económicas específicas, con propuestas populistas que cambian considerablemente dependiendo de variables históricas y geográficas (Gagnon et al., 2018; García Guitián, 2019); ya que, en cierto sentido, la pandemia de COVID-19 ha funcionado como estructura de oportunidad política. Bajo esta lógica, Ibarra (2021) entiende la confrontación como alimento de los movimientos y la cultura de ultraderecha.

CODA: EL (OTRO) FUTURO DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

Tal y como ha indicado Eduardo Romanos (2018) “el trabajo de los movimientos sociales en las últimas décadas ha sido un esfuerzo orientado en buena medida a la ampliación de nuestro concepto de democracia” (p. a430). En su breve pero conciso texto, Ibarra parte de la incertidumbre como variable principal en el análisis de los NMS en el escenario pospandémico:

La incertidumbre funciona en la ciudadanía como enmarque disuasorio frente a la política. La combinación de ideas y conocimientos que puede llevar a establecer como posibles y adecuados los deseos y actitudes a favor de proyectos radicales de transformación, se contaminan, debilitan y decaen por la incertidumbre. Así, la incertidumbre conduce a la prudencia, al miedo a actuar (Ibarra Güell, 2021, p. 33).

Estos movimientos funcionan tradicionalmente como agentes de cambio social. En tanto, en términos teleológicos, su objetivo pasará por incidir en la elaboración de políticas públicas, dichas políticas no deben limitarse a ser simples correcciones éticas de las consecuencias automáticas del mercado. En cambio, la acción social debería ser considerada como un medio para cambiar el equilibrio de poder. Esto implica principalmente la transformación de la percepción pública y la búsqueda de apoyo en el ámbito institucional (Ibarra Güell, 2021).

De esta forma, Ibarra marca como objetivo examinar la magnitud de cambios sucintos en los movimientos sociales contemporáneos, con un enfoque específico en determinar si ha habido una transformación significativa en la cultura social que impacte diversos contextos, como lo social, político y organizativo. La atención se centra en la reorientación de los objetivos finales de los movimientos sociales.

Asimismo, se considera la posibilidad de una transformación en la acción colectiva, evidenciada por la emergencia de nuevos grupos que ajustan sus estrategias en respuesta a cambios coyunturales en los escenarios de conflicto. La nueva cultura social se atribuye a la incertidumbre del contexto actual, buscando una reivindicación totalizante que abarque tanto cambios en objetivos globales como en la cotidianidad.

Finalmente, la redacción tuvo lugar durante el desarrollo de la pandemia, lo que sugiere que la situación global puede influir en las respuestas sociales y movilizaciones descritas en el texto. Existe una esperanza de que algunas respuestas sociales a la pandemia apunten hacia una orientación global, indicando la relevancia actual de los temas tratados. Así, Ibarra aborda la dinámica cambiante de los movimientos sociales, conectando estos cambios con factores como la incertidumbre y la emergencia de nuevos grupos. Además, sugiere que la pandemia podría ser considerada un elemento relevante en la evolución de la acción colectiva y en la búsqueda de cambios en diferentes niveles de la sociedad.

REFERENCIAS

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  1. 1 Cfr. Sztompka (1993); Touraine (1985).

  2. 2 Vid. Funes (2023).

  3. 3 Vid. Inglehart y Norris (2019); Norris e Inglehart (2019).

  4. 4 Sobre estos movimientos existe gran producción bibliográfica al respecto, tanto literatura científica como de divulgación. Vid. Ibarra Güell (2018).